viernes, 8 de octubre de 2010

Ni blanco, ni negro

MEDITACIONES SOBRE UNA DEMOCRACIA INCONCLUSA

"Ser de la izquierda es como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de la hemiplejía moral”.
José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas.

Una vez mas, debo comenzar a escribir con la introducción de una cita, porque en ella reside mas claridad intelectual que en 100 páginas de calculada literatura, la enseñanza de un proverbio es tan temeraria, que canaliza el saber en tan solo dos líneas, es la imagen coloreada de un sollozo atormentado, es el inequívoco sabor de la sabiduría.
En esta ocasión, es Ortega y Gasset quien nos presta su conocimiento, quien nos brinda la posibilidad de concebir el mundo que nos rodea de otra forma muy distinta a la que somos capaces de percibir a simple vista.

El dinamismo de la sociedad, requiere de consistentes medidas periódicas que se adecuen a las necesidades de los ciudadanos. Por ello, la democracia, nació como sistema de ampliación de garantías del ciudadano, como instrumento alternativo a los sistemas autoritarios, como garante de la libertad, la igualdad y el reconocimiento de los derechos humanos. Pero la consolidación de la democracia no es un fin en si mismo, sino un estadio mas en el proceso evolutivo hacia una sociedad mejor.

En este mismo momento, somos protagonistas de la historia, y contemplamos impasibles la decadencia de una sociedad, el desmoronamiento de unos valores, en donde predomina el materialismo, la mediocridad política y las corruptelas.

La democracia que hoy sufrimos es un producto anacrónico, un modelo corrompido, es una forma de dominación articulada formalmente mediante la autoridad racional-legal, que tiene como fin último el sostén del status de la clase política, el derecho a sufragio de los ciudadanos es utilizado como mecanismo legitimador de la posición preeminente de la clase política, es el beneplácito para que los profesionales de la política puedan actuar de acuerdo a sus intereses.

Lo realmente sustancial de la democracia, es la libertad, la libertad con mayúsculas y no la delegación en un gobernante que cada cuatro años azuza a las masas para vender su programa electoral para posteriormente ignorar a la ciudadanía. Esta democracia, en cuanto que ha sobrepasado el muro del respecto, de la dedicación, del compromiso y de la autocritica, queda vacia de toda validez, reincidiendo en la vanidad y en la autocomplacencia. En este sentido, es un sistema decadente, que debe orientarse hacia una democracia participativa descentralizada que acerque la decisión política a los ciudadanos y los haga realmente participes.

En alusión a las fieras discusiones y a los comentarios incendiarios que tienen lugar en este blog, no es mi intención entrar en esencialismos ideológicos, ya que son preceptos tremendamente valorativos, sino que quiero apelar a la crítica, porque estamos en condiciones de reivindicar y exigir nuestros derechos como ciudadanos y no creo que sean productivas las adhesiones vehementes e inquebrantables a un partido, a un ideario populista y comprador de almas; debemos ser libres, la libertad concierne a la autonomía de pensamiento, al respeto y a la empatía. El sectarismo político nos enfrenta en discusiones estériles, y olvida que es mas lo que nos une a los sucineros, que no, lo que nos divide.

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